Hoy os enseñamos un cuento para entender mejor por qué nos tenemos que quedar en casa.
Cuento: Yo me quedo en casa
Josefina era una conejita muy bella. Ella tenía muchos amigos en la escuela y era tan popular que todos la querían. Casi todos los fines de semana, Josefina tenía una invitación a un cumpleaños, a una fiesta, una salida con amigos, etc... En pocas palabras, Josefina era la coneja más popular y querida de todo el bosque.
Un buen día, Josefina se enteró de un nuevo virus que estaba afectando a todos, pero como era en un lugar muy lejano, pensó que no llegaría hasta el bosque donde ella vivía. Sin embargo, pocos días más tarde, la comadreja Jacinta y el búho Jorge, habían tenido síntomas de ese virus y se les pidió que se aislaran en sus casas.
La coneja siguió sin preocuparse por la situación y continuó con su vida normalmente; fue a la escuela y al salir de esta, fue a la casa de su mejor amiga la ratita Donna. Donna le comentó sobre lo peligroso de la situación, pero Josefina era un poco testaruda y no le hizo caso, pues pensó que Donna, estaba exagerando un poco.
Al cabo de una semana, se presentó en la escuela el Lobo Ronaldo, el supervisor de todas las escuelas del bosque, diciendo que se suspenderían todas las actividades (incluidas las clases) para evitar el contagio de este virus.
Josefina se alarmó un poco, pero pensó que tendría tiempo libre para visitar a Paula, la sirena del estanque a quien hacía bastante tiempo no veía, pero algo sucedió en ese momento; el Lobo Ronaldo se acercó a Josefina y le dijo a toda la escuela que “evitaran viajar, salir de compras o de visita a otros lugares”. También les dijo que sería conveniente que “permanecieran en sus casas por un tiempo, para evitar el contagio”.
Como Josefina era presumida pero no tonta, escuchó atentamente las palabras del lobo y pensó que lo mejor era obedecer, al menos por un tiempo.
Al llegar a su casa, la mamá de Josefina estaba un tanto preocupada y también habló con todos sus hijos para que permanecieran en la casa en cuarentena. Josefina comenzó a pensar que aquella situación debía ser un poco más grave de lo que ella había creído. Entonces decidió quedarse en su casa…
La cuarentena de Josefina
El primer día josefina decidió pintarse las uñas, lavó su cabello, se puso crema y miró un poco de televisión (un programa de belleza que a ella le fascinaba).
El segundo día, decidió que sería mejor cortarse el cabello y comenzó a leer una revista de historietas que le había prestado su hermano Raúl. Parecía que poco a poco, ella empezaba a acostumbrarse y estar en casa, aunque extrañaba las salidas y las fiestas que hacía con frecuencia con sus amigos del bosque.
Al tercer día, la angustia empezó a aparecer y parecía que los minutos no pasaban más. Fue entonces cuando Josefina, ni lerda ni perezosa, pensó que debía encontrar una actividad nueva pero ¿qué podría hacer si estaba encerrada? Se sintió triste y angustiada y no podía pensar en qué podía hacer.
Su mamá, que observó a Josefina y conocía su deseo de salir casi constantemente, se acercó a ella y le dijo:
- Sé lo que te está ocurriendo. Debes encontrar algo que puedas hacer en casa. Algo que te guste y que te ayude a pasar el tiempo.
Josefina se quedó pensando y comenzó a anotar todas aquellas cosas que podría hacer dentro de su casa:
- Leer un libro
- Jugar con mis hermanos
- Ocuparme de las plantas de la casa
- Ayudar a mamá con alguna tarea del hogar
- Escribir un cuento
- Pintarme las uñas
- Jugar con mis muñecas
- Armar un rompecabezas
Cuando se dio cuenta había muchísimas actividades que ella podía hacer: juegos, inventos, construir cosas con bloques, pintar, etc… Y la lista parecía no terminar más: imaginar que estoy en una playa, ir al jardín y colocar una reposera como si estuviese tomando sol, fabricar barcos de papel y colocarlos dentro de la bañera con agua, etc, etc y más etc.
¡Era increíble cómo no se le habían ocurrido todas esas cosas antes! Pero lo más sorprendente llegó cuando se acordó de todo lo que ella amaba cuidar su cuerpo con cremas, pintarse las uñas y maquillarse… Allí fue cuando pensó que ese sería su nuevo pasatiempo: ¡Enseñar a otros a maquillarse! ¡Si! Era una grandísima idea, así que usó la cámara de su móvil para filmar paso a paso como se podía maquillar una conejita coqueta para ir a una fiesta de día. Luego hizo otro vídeo sobre maquillaje, sobre manualidades, sobre música, etc. En pocas semanas ya tenía muchísimos vídeos que fue subiendo día tras día a su canal de Youtube.
Así, compartió lo que ella sabía (y en lo que ella era buena) con el resto de sus amigos del bosque. Además, pudo pasar la cuarentena sin problemas porque estaba comunicada con sus amigos en todas partes, incluso con la sirena Paula, quien también seguía sus consejos y recomendaciones desde Youtube.
Moraleja: en estos tiempos de cuarentena, debemos buscar cosas que nos hagan bien hacer dentro del hogar, mantener la calma y recordar que esta situación no será para siempre.
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